viernes, 9 de agosto de 2013

Romper las barreras

Mateo 14:20-36
Todos comieron y se saciaron, y se recogieron los pedazos que sobraron: ¡doce canastos llenos! Los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Inmediatamente después Jesús obligó a sus discípulos a que se embarcaran; debían llegar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Jesús, pues, despidió a la gente, y luego subió al cerro para orar a solas. Cayó la noche, y él seguía allí solo.
La barca en tanto estaba ya muy lejos de tierra, y las olas le pegaban duramente, pues soplaba el viento en contra. Antes del amanecer, Jesús vino hacia ellos caminando sobre el mar. Al verlo caminando sobre el mar, se asustaron y exclamaron: “¡Es un fantasma!” Y por el miedo se pusieron a gritar.
En seguida Jesús les dijo: “Animo, no teman, que soy yo”. Pedro contestó: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre el agua”. Jesús le dijo: "Ven”. Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero el viento seguía muy fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: "¡Señor, sálvame!". Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: "Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?".
Subieron a la barca y cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron ante él, diciendo: "¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!".
Terminada la travesía, desembarcaron en Genesaret. Los hombres de aquel lugar reconocieron a Jesús y comunicaron la noticia por toda la región, así que le trajeron todos los enfermos. Le rogaban que los dejara tocar al menos el fleco de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron totalmente sanos.      
Palabra del Señor

Se hace difícil muchas veces seguir a Jesús desde nuestras comodidades, desde esas falsas seguridades en que nos aferramos y que vamos instituyendo, que son todas las cosas efímeras en la que nos apoyamos, como el dinero, el poseer o tener objetos, situaciones en las que nos creemos más que los demás, en la profesión que nos crea un perfil o en el trabajo, entre otras. Todas estas cosas enumeradas anteriormente son necesarias para vivir actualmente en nuestra sociedad, pero los invito, a que podamos ampliar esos horizontes.

Para buscar la verdadera seguridad que viene de Dios, tenemos que seguir a Jesús que nos invita a salir de esa barca de falsas seguridades en la que nos encerramos, y dar el salto hacia el abismo de la inseguridad. En ese momento en el que nos decidimos a saltar, quitamos todas las cosas que creemos que llenan nuestra vida o, con las cuales nos sentimos seguros. Pasamos de ese estado a sentir un vacío en nosotros, una fragilidad propia del ser humano, que es esto mismo el motivo por el que nos aferramos a esas cosas, para no enfrentar esto. Como consecuencia de dar este salto, rompemos con todas las barreras que nos vamos creando y que involucran las pretensiones, inseguridades, miedos y la desconfianza, que muchas son producto de donde decidimos reclinar la cabeza, en lo propio de lo mundano o en Dios, en lo que nos ofrece él y en su proyecto.

No hay que desesperar a dar este paso, no es nada fácil, para lograrlo debemos tener una confianza plena en Jesús, o sino, el miedo, la inseguridad del vacío y la propia fragilidad va a llevarnos dentro de la barca otra vez. Pidamos a Dios una fe inquebrantable y la voluntad para poder salir de nuestra prisión, en la que cada uno se encuentra enjaulado.




1 comentario:

  1. Muchas veces perdemos el norte cuando son las cosas materiales nuestra prmeras necesidades. Todas nuestras comodidades, el dinero, la casa comodo y confortable nos hace sentir que ya lo tenemos todo, que ya cubrimos la meta y esto no esta nada mal, no, lo que esta mal es creer que eso lo es todo en la vida. Si dedicamos algo a Dios pero como una obligación, una regla por que si no nos va quitar todo. ¡Aquí esta el meollo de la vida! el no conocer a Dios. Amen

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