jueves, 21 de marzo de 2013

Crecimiento Personal

Hoy entendí que, en las situaciones difíciles que se van presentando a lo largo de nuestras vidas, Dios siempre esta presente, nunca nos abandona y que estas circunstancias que vivimos no las envía él a nosotros. Sino que al estar nosotros alejados del Padre somos vulnerables y él no quiere entrar directamente en nuestros corazones cerrados y ciegos que no lo reconocen, por el mismo amor que él nos tiene, respetando nuestra decisión de alejarnos. Pero siempre está esperando nuestro regreso para recibirnos y,  son estos momentos en los que nos damos cuenta de que nos distanciamos y rompemos los prejuicios, estructuras y todos esos obstáculos que cierran nuestros corazones, Permitiendo así que tengamos la permeabilidad necesaria para formar un solo corazón entre la trinidad y el nuestro. Son estas situaciones las que nos hacen volver al camino junto al Padre, del cual nos habíamos alejado.

No busquemos entender racionalmente a Dios, porque la misma razón nos va cerrando, nos crea ilusiones que después nos cuesta eliminar. Dejemos que el espíritu de Dios descienda sobre nuestros corazones y nos guíe por el camino que debemos tomar, la forma en la que tenemos que obrar, que nos enseñe a amar y nos llene de su paz por siempre. Sólo con Dios podremos crecer personalmente y espiritualmente, en el mismo instante en que le damos lugar  a él en nuestros corazones y aceptamos que solos no podemos caminar debido a nuestras limitaciones y debilidades.



viernes, 8 de marzo de 2013

Santísima Trinidad


Al Padre

Padre Celestial, Dios nuestro. Tu amor es tan inmenso que está disperso en la tierra, los mares, el cielo y en nuestros corazones, cuando nos diste tu espíritu y nos llamaste tus hijos.
Haz en mí tu voluntad. Abro mi corazón para recibirte y puedas obrar en mí, para producir los frutos de tu gracia. Junto a tu hijo Jesús, que vive en nuestros corazones y reina contigo.
Eres la fuente de vida de nuestros días en la tierra y en la eternidad, la verdad y el camino a seguir. A tu lado no temeré las tempestades y buscare por siempre tu reino. No dejes que nada nos separe, hoy solo quiero estar contigo.

Al Hijo

Jesús, maestro de maestros, arquitecto de templos celestiales, buen pastor.
Tú me buscaste e iluminaste en las tinieblas.
Me llamaste por mi nombre bendiciéndome.
Me llevaste de regreso con el rebaño.
Sanaste mis heridas.
Me invitaste al reino de los cielos para vivir y contemplar eternamente el rostro de Dios.
Vivo por ti, Jesucristo nuestro señor.

Al Espíritu Santo

Espíritu Santo, Espíritu de Dios, tú me conoces desde el momento de mi concepción en el seno de mi madre, fuiste tú quien me creaste y con tu soplo me formaste.
No quiero pasar más tiempo lejos de ti, hoy sé que la vida sin ti sería vacía y no tendría sentido.
Nunca me abandonaste, cuando creí que estaba solo, cansado, agobiado y sin esperanzas, vos estabas a mi lado, acompañándome. Y cuando tropecé, me ayudaste a levantar, y cuando ya no podía más, me cargaste sobre tu hombro. Me diste aliento a seguir.
Te pido Señor que descienda tu espíritu sobre nuestros corazones, hoy y por siempre, y nos enseñes a amar, rezar, vivir y aumentes nuestra fe. Para servirte y anunciar tus enseñanzas en todo lugar y en todo momento.


sábado, 2 de marzo de 2013

¿POR QUE IR A MISA EL DOMINGO?


Posiblemente tu perteneces a una de estas tres categorías de personas:
a) Católico que ibas a Misa con tus padres cuando eras chico y un día durante la adolescencia dejaste de ir.
Fue porque entraste en una crisis: era tiempo de dejar de ir sólo porque tus padres iban; y no llegaste a encontrar porqué debías ir. Estas líneas son para ti.
b) Católico que nunca fuiste a Misa de modo constante.
Quizá ni siquiera sabías de la obligación de asistir todos los domingos. Te parece hasta curioso o exagerado que la Iglesia pretenda esa práctica para todos. Estas líneas también son para tí.
c) Católico que va a Misa y, siguiendo el llamado del Papa, quiere ayudar a muchos a volver a sentir la necesidad de esta práctica tan esencial de la vida cristiana.
Eres consciente que si cada católico consiguiera por año que un católico no practicante volviera a la práctica de los Sacramentos haríamos una verdadera revolución en la Iglesia. Estas líneas quieren aportarte algunas ideas que te ayuden en esta tarea.

Los motivos básicos para ir a Misa


Sentando la base de que casi siempre el comenzar a faltar a Misa el domingo responde a una actitud caprichosa, a la que es muy difícil refutar -precisamente por su falta de racionalidad- acá tienes unas consideraciones sobre el precepto dominical y la importancia de la Misa en tu vida. Está escrito para personas con fe.

1. Primariamente hay que considerar que a Misa se va, en primer término, a dar, no a recibir.
Se recibe mucho, pero no se va por motivos egoístas, ni comerciales -una especie de intercambio con Dios: mi atención y dedicación de tiempo a cambio de ciertos gustos, bienes, ya sea espirituales o materiales, temporales o eternos… qué más da… es lo mismo. Este primer punto desvaloriza de raíz todos los motivos para no ir basados en una línea egoísta de pensamiento: me aburro, no siento nada, no tengo tiempo, estoy cansado, etc.

2. Porque Dios es tu Creador y debes dedicarle un tiempo semanal a El.
Es la manifestación de vivir centrado en Dios y en la salvación: vivir el año centrado en la Pascua; la semana, en el domingo; el domingo, en la Misa. No importa cuánto te aburras, tu Creador ha dispuesto que un día de la semana sea para El: "Acuérdate da santificar el día sábado. Los seis días de la semana trabajarás y harás todas tus labores. Mas el séptimo es sábado, consagrado al Señor tu Dios" (Exodo 20,8-10). Y parece que tiene derecho a tu obediencia. Faltar sería una desobediencia evidente y frontal (decirle a Dios "no te quiero dar mi tiempo"). Y más allá de la obediencia… Dios se lo merece.

3. Porque como miembro de la familia de Dios, debes rendir culto a Dios de acuerdo a tu naturaleza, junto a tus hermanos.
Esto exige que el culto a Dios no sólo sea interior (en tu corazón) sino también exterior (que los demás vean tu fe) y comunitario (dar culto unido a tu hermanos). Es decir, que te reúnas con otros para adorar juntos a Dios. Más allá de tus gustos personales, asistes a Misa no por ti mismo (porque te guste) sino para mostrar tu reverencia al Omnipotente en comunión con los demás. Nuestra relación con Dios tiene una dimensión comunitaria. No basta rezar solo, tampoco en familia, hace falta hacerlo unidos a nuestros hermanos en la fe. En este sentido es un acto de comunión con nuestros hermanos en la fe: compartir lo más importante que tenemos: la Eucaristía, es decir, Cristo mismo. En este sentido faltar sería un desprecio de tus hermanos y una falta de unidad.

4. Porque tienes que obedecer a la Iglesia.
No es cuestión de un capricho del Papa, sino de una necesidad. En el siglo IV, la Iglesia se vio obligada a imponer este precepto para garantizar a sus fieles el mínimo de vida eucarística que necesitan. Tu eres consciente de la importancia que la Sagrada Escritura da a la obediencia… (cfr. Adán y Eva, diluvio, Abraham, Saúl…). Desde esta perspectiva, faltar a Misa es una acto de rebeldía.

5. Porque si no fueras cometerías un pecado mortal.
Y no creo que te quieras ir al infierno por esto. Como sabes hay un precepto que obliga a los bautizados a asistir a Misa los domingos y fiestas. Es una obligación grave, de manera que su incumplimiento es una falta grave. No te olvides que un día te morirás… y te encontrarás a ese Dios a quien ahora estás tentado de ignorar… para darle cuenta de tu vida…

6. Porque necesitas de la Eucaristía para vivir una vida realmente cristiana.
Es una necesidad vital, de manera que sin la Eucaristía semanal, no te darían las fuerzas espirituales para vivir como un hijo de Dios.

7. Porque sin la Eucaristía no tendrías acceso a la vida eterna.
Jesús no dejó lugar a dudas: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre"; "en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo de Dios y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros"; "el que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna" (cfr. Juan 6,30-58)

8. Porque Jesús te invita a su mesa y sacrificio.
Él lo mandó explícitamente a sus discípulos al instituir la Eucaristía: "Haced esto en memoria mía". Asistir a Misa no es más que cumplir este mandato del Señor. Y no es sólo una memoria histórica, es una memoria que lo hace presente. Jesús te invita y se te entrega… no responder, ser indiferente su llamado, sería un desprecio bastante considerable.

9. Porque viviendo en una sociedad que en muchos aspectos no es cristiana, la Misa es la primera manera de defender, robustecer y manifestar nuestra fe.
Es necesaria para "proteger" tu espíritu del materialismo sofocante que nos rodea: que tu espíritu pueda al menos una vez a la semana "respirar" un aire espiritual. Además es el primer testimonio cristiano: los demás necesitan tu ejemplo. ¿Te das cuenta qué testimonio de fe da a los que no creen… quien dice creer y muestra no valorar lo que cree?

10. Porque es mucho mejor ir que no ir.
Puede parecer tonto… pero para quien aspira a lo mejor… alcanzaría solo este motivo. Yo no creo que haya un plan más santo y santificante para el domingo.