María, Madre Mía, tú conoces el verdadero amor que tanto
nuestras almas anhelan. Tú renunciaste con tu sí a una vida vacía, para llevar
una vida de plenitud y dejando que, el señor te cubriera con su espíritu, te
coronaste como reina y madre de la creación.
María, hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu
Santo, tú que derramas tu amor sobre nosotros como tus hijos, aceptándonos como
somos, llévanos a Jesús. Muéstranos a tu hijo. Fruto bendito de tu vientre y enséñanos
a amar, a rezar. Junto a ti María queremos caminar.
Al ver tu rostro y haberme abrazado, el amor y la paz invadieron
mi alma, y en esos instantes, me siento como un niño cuando tus brazos me
sostienen y siento que en el corazón de la trinidad, por mas insignificante que
yo sea, piensa en mí como cada uno de nosotros, esta cerca nuestro, pronuncia
mi nombre y me regala paisajes, instantes, personas, su amor y cada una de
ellas, por mas pequeñas que sean algunas, me dicen “te amo”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario